La prevención como inversión
El mantenimiento preventivo, junto con la limpieza y la calibración regular, previene fallos en los equipos, reduce las detenciones no programadas y prolonga la vida útil de los instrumentos. Además, asegura el cumplimiento normativo y protege la trazabilidad de los resultados.
“La mantención preventiva es una planificada intervención de un equipo que funciona correctamente, con el objetivo de reducir al mínimo las detenciones imprevistas por fallas causadas por falta de mantenimiento. Esto es más relevante aún para los equipos críticos, cuya detención representa un riesgo operativo de un laboratorio”, explica Lucas Dell’Oro, Gerente de Servicio Técnico de GrupoBios.
El experto enfatiza que no debe confundirse la mantención preventiva con el servicio técnico por falla: mientras este último responde a un problema ya ocurrido, la prevención anticipa y evita esas interrupciones.
Un detalle invisible, pero determinante: la energía eléctrica
Uno de los factores que más incide en la vida útil de los equipos —y que muchas veces se pasa por alto— es la estabilidad eléctrica.
Los instrumentos deben operar con una red estable de 220 V ± 5 % y una diferencia Neutro-Tierra inferior a 2 V. En caso de cortes, los UPS deben usarse solo como respaldo temporal, ya que su autonomía es limitada en equipos de alto consumo.
Dell’Oro recomienda además que refrigeradores y freezers que almacenan muestras o vacunas estén conectados a estabilizadores de tensión adecuados a su consumo.
“Esto evita el deterioro de compresores y fuentes de poder ante bajas o alzas de tensión, especialmente comunes en verano o luego de cortes eléctricos”, comenta.
Equipos que no pueden detenerse
Refrigeradores, ultrafreezers, incubadoras de CO₂ y estufas son el corazón del trabajo científico:
resguardan vacunas, reactivos, cultivos celulares y colonias únicas. Una detención inesperada puede significar la pérdida total de muestras o experimentos de meses, además de un alto costo económico.
“La detención no programada de estos equipos puede generar una gran pérdida de muestras, muchas veces únicas, por no mantener las condiciones adecuadas de almacenamiento o incubación”, advierte Dell’Oro.
La experiencia demuestra que la prevención siempre cuesta menos que la reparación. Un plan de mantenimiento regular, combinado con condiciones eléctricas estables, protege la inversión tecnológica, asegura resultados confiables y cuida la continuidad del trabajo científico.
Porque en el laboratorio, cada detalle cuenta y la prevención marca la diferencia.
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