Pero la ateroesclerosis no sólo afecta al corazón: es una enfermedad sistémica. Esto significa que quienes presentan obstrucción en las arterias coronarias también pueden tener compromiso en las arterias cerebrales y periféricas —como las de las piernas; convirtiendo a la Enfermedad Arterial Periférica (EAP) en un potente marcador de riesgo cardiovascular y cerebrovascular.
¿Por qué medir con Índice Tobillo-Brazo?
El Índice Tobillo-Brazo (ITB) es una prueba diagnóstica no invasiva que compara la presión arterial en los tobillos y los brazos. Su aplicación permite detectar precozmente la EAP, incluso en pacientes asintomáticos. Diversas guías internacionales como TASC II, AHA/ACC y ESC recomiendan su uso en atención primaria como herramienta de tamizaje en personas con riesgo cardiovascular.
Un estudio realizado por Córdova-Aitken et al. (2021) demostró que más de 50% de los pacientes con riesgo cardiovascular alto presentaban EAP al ser evaluados con ITB. Esta cifra es alarmante, considerando que la EAP aumenta el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular, como también está directamente relacionada con las amputaciones por pie diabético.
Pie diabético: una complicación prevenible
Las úlceras en pacientes diabéticos pueden tardar meses o años en sanar y muchas terminan en amputaciones. Esto representa un alto costo para el sistema de salud y peor aún, impacta profundamente en la calidad de vida del paciente. Según un estudio del Hospital San Juan de Dios (2023), sólo 14,7% de los pacientes amputados logró reinsertarse laboralmente.
Se estima que entre 20% y 50% de las amputaciones por pie diabético tienen una EAP no diagnosticada como causa subyacente. Identificar esta condición a tiempo permite ajustar el tratamiento —por ejemplo, evitando terapias compresivas en úlceras arteriales— y prevenir hasta 80% de las amputaciones, según recomendaciones de TASC II"
Prevención desde la atención primaria
Programas como Vida Sana y el Programa de Salud Cardiovascular (PSCV) han avanzado en el monitoreo de factores de riesgo como diabetes, hipertensión y dislipidemia. Sin embargo, aún falta incorporar herramientas que detecten directamente la ateroesclerosis. El ITB, por su bajo costo, facilidad de aplicación y alto valor predictivo, representa una oportunidad concreta para transformar la prevención en atención primaria.
Incorporar la medición del ITB en los controles rutinarios de pacientes con riesgo cardiovascular y diabetes no solo mejora el diagnóstico precoz, sino que permite intervenir antes de que ocurran eventos graves como infartos, ACV o amputaciones. Esta innovación, sencilla pero poderosa, puede marcar la diferencia en la vida de miles de personas y en la sostenibilidad del sistema de salud.
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