“El lactato se genera en momentos de alta demanda energética. Su presencia en altos niveles se correlaciona con la fatiga muscular, no como causa directa, pero sí como señal de advertencia. Monitorear el lactato permite controlar la energía que puede utilizar el cuerpo sin llegar a la extenuación,” explica Michell Ollivet-Besson, Especialista de Productos de la División Bios Salud de GrupoBios.
El método noruego que rompió los esquemas
El uso del lactato como herramienta de entrenamiento alcanzó notoriedad gracias al atleta noruego Jakob Ingebrigtsen, medallista de oro en los 1.500 metros en Tokio 2020 y en los 5.000 metros en París 2024. Ingebrigtsen es el principal referente de la llamada “escuela noruega”, un enfoque que busca mantener un rendimiento máximo durante toda la temporada, permitiéndole competir con éxito en distintas pruebas y distancias.
Este método utiliza el monitoreo de lactato en sangre para establecer zonas de intensidad personalizadas, ayudando a los atletas a entrenar sin sobrepasar el umbral que podría comprometer su rendimiento o salud.
Medición sencilla y precisa
El lactato se mide en milimoles por litro (mmol/l) de sangre. En condiciones normales y en reposo, los niveles oscilan entre 1 y 2 mmol/l, mientras que después de un entrenamiento exigente pueden llegar hasta los 20 mmol/l.
Actualmente, existen medidores portátiles que permiten obtener resultados de forma rápida y sencilla. “Solo se necesita un pequeño pinchazo en el dedo. Con una gota de sangre, el dispositivo —similar a un medidor de glucosa— entrega la lectura en segundos,” comenta Michell Ollivet-Besson.
Estos dispositivos están orientados principalmente a deportistas de alto rendimiento en disciplinas de alta exigencia física como maratón, triatlón, ciclismo y mountain bike, entre otras.